Sexo, violencia, corrupción, tramas negras nacionales e internacionales, políticas y eclesiales, todo ello aderezado con abundantes dosis de mala leche… Lo que (casi) todo el mundo busca, aunque (casi) nadie se atreva a reconocerlo, al menos en público. Si usted pertenece a esa inmensa élite discreta y silenciosa que, al leer una novela ¬¬–en la soledad del baño, en el caos del aeropuerto, en la hora punta del metro–, solo quiere pasar un buen rato y reírse de politicuchos corruptos, funcionarios trepas, asesinos descerebrados, clérigos viciosillos, conspiradores de andar por casa y todo tipo de especímenes de altos y bajos vuelos (por desgracia habituales en los telediarios, en la prensa rosa, en las páginas de sucesos y hasta en los periódicos color salmón), no busque más. "Salvemos al Papa" es una novela pseudo-picaresca del siglo XXI en la que solo son verídicos los episodios que parecen más absurdos e increíbles. Pero que desvela el trasfondo de una preocupante amenaza sobre el que quizá sea el hombre más admirado del planeta.