Un grupo de propietarios de chalets decide jugar un partido de fútbol a modo de revancha contra los empleados de la urbanización, unos latinoamericanos que les habían derrotado fácilmente. Pero en torno a este inocente pasatiempo se van acumulando elementos que harán crecer una tensión inusitada. Los protagonistas empiezan a cruzar apuestas y a complicarse la existencia sin saber que están a punto de ser víctimas de una maquinación urdida desde la más absoluta perversidad. Las miserias personales acaban aflorando sin concesiones en medio de una maraña de venganzas, turbios negocios y asesinatos. Revancha se lee de un tirón, sin respiro, y logra hipnotizar al lector construyendo un universo cotidiano que terminará convirtiéndose en un infierno, tal vez en una precisa y dura metáfora de un mundo que se nos ha ido de las manos. La novela confirma la creciente madurez de Willy Uribe, el autor de Nanga y Sé que mi padre decía, ambas muy bien recibidas por la crítica.