El autor destapa su memoria en este libro, la fotografía que ilustra la obra representa la mar en calma. De pronto, esa visión que parece la de un alma serena recibe la visita del tiempo, o del dolor, o de la muerte. Y entonces el mar impone su poder de metáfora y deja al hombre solo con su dolor y con su melancolía. Escribir es tocar el mar cuando se quema. La vida que aquí se describe está llena de personajes que forman parte de la memoria herida de quien los recuerda. La ficción es un modo de visitar la vida. La realidad da más rabia. Con esa rabia visité el pasado, y lo he traído, porque no podía traerlo de otra manera, en forma de libro. El retrato desnudo del hombre que soy.