Dicen que de buenas intenciones está plagado el camino al infierno. Ése fue precisamente el comienzo de todo. Una idea genial, cientos de millones en investigación, un avance médico sin precedentes, la capacidad de jugar a ser dioses. Pero algo insospechado salió mal y, lo que debería haber curado al mundo, se volvió en su contra dispuesto a matarlo. No hay remedio, no hay posibilidad de esconderse, todos estamos expuestos. Olvídate de lo que sabías, pensabas o creías. Las reglas del juego han cambiado, ya solo queda correr y rezar por sobrevivir.