Cuarta y última entrega de la tetralogía de Karl Kerényi que compone Imágenes primigenias de la religión griega y en la que se presentan cuatro dioses en virtud de sus mitos y cultos —Asclepio, el dios-médico; Hermes, el conductor de almas; los enigmáticos Cabiros; y Prometeo, el desafortunado benefactor de la humanidad. Estos cuatro dioses parecen caracterizarse por estar más cerca del mundo de los hombres al mostrarse solidarios con su desamparo y tragedia existencial, hecho que propicia una interpretación prefilosófica de la existencia humana, del Dasein, en Grecia. Es bien sabido que Prometeo robó el fuego del cielo y se lo concedió a los hombres; como castigo fue encadenado a una roca hasta que fue liberado por Hércules.