Antoñito, el nieto de don Manuel, creció con su abuelo sin padre que lo ayudara a anudarse la corbata y sin madre que lo quisiera en una humilde aldea gallega; aun así, consiguió ser una de las estrellas más fulgurantes del mundo del espectáculo. Bajo el nombre de Bécquer está de vuelta en España y se presenta ni más ni menos que en el teatro más importante del país.
La noche promete: un cómico en el Teatro Real. El escenario, como siempre, no tiene más adorno que esa alfombra persa que a Bécquer le sirve de marca para moverse y el enorme luminoso con su nombre allá en lo alto, sobre su cabeza.¿Qué pasaría si ese luminoso cayese en un momento determinado y provocara un incendio y una dolorosa muerte?
Elena Izaguirre, inspectora de la Policía Nacional, se ocupará de una investigación, ya de por sí complicada, donde le entrarán ganas, en más de una ocasión, de estrangular a Bécquer. ¿Es razonable que alguien persiga la muerte de un cómico?, ¿incluso si se trata de Bécquer? Porque es cierto que al margen de su arte es un personaje insufrible: ególatra, desapegado y con un toque machista.