Lauren lleva meses en coma después de haber sufrido un tremendo accidente de circulación. Los médicos la mantienen artificialmente con vida esperando a que un milagro le haga responder, pero el milagro no llega. Por ello, la familia de Lauren pone su apartamento en alquiler y el nuevo inquilino, Arthur; se muda sin más demora. Lo que no se imagina es que se verá obligado a compartirlo con alguien que sólo él puede ver. Y es que en su afán por aferrarse a la vida, Lauren ha conseguido formar parte de la cotidianidad sin ser vista. Superado el shock de encontrar a un fantasma en casa, Arthur convierte a Lauren en el centro de su vida, en su razón de existir. Un amor que no entiende de convencionalismos y que la mayoría no puede comprender.