Durante una luminosa mañana en un barrio acomodado del sur de Londres, una familia se muda a la casa que acaba de comprar en Trinity Avenue. Nada extraño en eso. Excepto que es tu casa. Y que no se la has vendido a nadie. Bram y Fiona Lawson se acaban de separar de forma civilizada y comparten, en turnos semanales, la custodia de los dos hijos que tienen en común, además de la gran casa que compraron tiempo atrás. Una mañana, Fiona se encuentra con un camión de mudanzas delante de su propiedad: al parecer, una pareja acaba de comprar su casa. Imposible, ella no la ha puesto a la venta. Al mismo tiempo, Bram y sus hijos han desaparecido sin dejar rastro y la única pregunta que obsesivamente repiquetea en la mente de Fiona es: ¿por qué?