Una novela escalofriante, que pone los pelos de punta aunque, para mi gusto, con demasiados términos forenses. Estamos acostumbrados a las novelas policíacas en las que el resultado forense aparece en un papel o vía telefónica. En esta novela asistimos a una clase de anatomía, quizás demasiado exhaustiva para foráneos en la materia.
La trama está bien ensamblada, las descripciones de lugares y personajes son minuciosas. Una historia en la que la tensión crece hábilmente y de las que enganchan, pero sólo para estómagos bien preparados.