Mona tiene catorce años y no es como los magos encargados de defender su ciudad. Carece de la habilidad para controlar las tormentas o hablar con el agua. Su tótem es una porción de masa madre y su magia sólo funciona con el pan, pero tiene una vida cómoda trabajando en la panadería de su tía y haciendo bailar a los muñequitos de jengibre.Pero un día, la vida de Mona da un vuelco cuando encuentra un cadáver en la panadería. Un asesino acecha las calles de su ciudad buscando a todos aquellos que posean magia y parece que Mona es su próximo objetivo.