Los papeles de Tony Veitch, segunda entrega de la renombrada trilogía de Glasgow que William McIlvanney empezó a finales de los años setenta, es un reencuentro con el inspector Jack Laidlaw, un lobo solitario atormentado que, tras su aparente dureza, esconde una gran humanidad y una aguda inteligencia. Eck Adamson, un vagabundo alcohólico, llama al inspector en su lecho de muerte y Laidlaw ve en el críptico último mensaje de Eck una clave para resolver el asesinato de un rufián del mundo del hampa y aclarar la desaparición de Toni Veitch, un estudiante muy idealista. Y Laidlaw, con su obstinada integridad, persigue un rastro de corrupción que corroe la sociedad desde las más altas esferas hasta los estamentos más bajos.