Aun me duele; aun siento el peso, el dolor de haber terminado las 1788 páginas que componen "Los miserables". Hugo crea, da vida, ilumina, dibuja unos personajes que a medida que transcurre el libro, van tomando cuerpo, las formas, imprecisas se van solididicando, van dejando de ser meros personajes bosquejados, dejan de ser palabras, símbolos escritos en papel, para transformarse en personas. Religión, fé, desigualdad, pobreza, vileza, historia, humor, horror, todo lo contiene este libro. Romanticismo no es solo amor, es también compromiso intelectual, no se limita a meras descripciones de paisajes, ni historias almibaradas de amor, es también revolución, es también filosofía, es psicología, es historia. No puedo, no me siento capaz de describir lo que sentí al terminar de leer esta novela. Solo un agradecimiento eterno, y una alegría, y una tristeza enormes. Bendito seas Hugo por cada palabra, por cada pensamiento, por los personajes, tan bien delineados, que me cuesta creer que son de ficción. Y al héroe, al gran héroe Jean Valjean, superior a todos los héroes de fantasía, le dedico todas mis plegarias, todo mi afecto. He aquí al primer héroe de la literatura, al luchador incansable, el que combate a su propio demonio, el que combate contra la injusticia, el que "pudo cambiar", el que resucita como el fenix, de las cenizas del oprobio, de la humillación, de la máquina que aplasta al hombre que quiere cambiar el rumbo de su vida, y no lo dejan. Jean Valjean, el más maravilloso personaje de la historia de la ficción. Las últimas páginas (la cien últimas) me han destrozado; pero el final, el final, ah, ¡¡que maravilla!!
hace 8 años
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