Misioneros y educadores, viajeros y descubridores, cartógrafos y geógrafos, hombres de teología y espada, de ciencia y espiritualidad, conspiradores políticos o pacificadores, los jesuitas han sido, desde la fundación de la Compañia de Jesús por Ignacio de Loyola (1491-1556), una de las órdenes religiosas más importantes, controvertidas y respetadas de la cristiandad. Reconocida como orden en 1540, su tradición erudita y de combate (de la conquista y evangelización de América a la teología de la liberación) y su infatigable determinación a la hora de abordar misiones en territorios poco conocidos (de la creación de escuelas e iglesias en ASia en el siglo XVI y XVII a las peligrosas travesías por el Mississippo o el Amazonas) han convertido a estos "soldados de Cristo" en una piedra angular de la iglesia y en una de sus "vanguardias críticas".