La corriente romántica desarrollada en Europa en la primera mitad del siglo XIX, que reaccionaba contra el clasicismo y racionalismo francés anterior, tiene un claro exponente en Gran Bretaña en las figuras precursoras de Wordsworth y Coleridge, con sus Baladas líricas y, posteriormente, en Lord Byron, con obras como Manfred, El corsario, Sandanápalo o Don Juan.