El concepto de élite tiene siempre un sentido de localidad: una élite lo es en relación con un espacio más o menos cerrado que definimos como su área de dominio e influencia. Al mismo tiempo, el concepto de monarquías compuestas enfatiza una visión piramidal en la relación entre los diversos territorios y el monarca en torno al cual se articulaban las relaciones de poder. Este libro es un intento de complementar y revisar ambas perspectivas a través del análisis de las relaciones establecidas entre las élites de los diversos espacios políticos de la Monarquía Hispánica durante los siglos XVI y XVII. Fruto de varios encuentros y seminarios auspiciados por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, este nutrido conjunto de aportaciones al tema de las relaciones entre el “imperio colonial” y la “monarquía compuesta” parte de una reflexión obvia aunque no siempre profundizada por los historiadores del mundo atlántico. Se trata de considerar los vínculos que unen la historia de los distintos imperios con las prácticas de las élites políticas, económicas y culturales de las regiones consideradas, y por lo tanto las “negociaciones” y las “historias conectadas” entre el/los centro(s) político(s) y su periferia. El tema de las redes cobra especial significado en esta perspectiva, y resulta de singular interés en el marco de otra tendencia historiográfica similar en no pocos planteamientos, la “historia atlántica”. Esta recopilación busca por lo tanto insertar la problemática de la Monarquía Hispánica en los siglos XVI y XVII en el cuadro teórico de los “imperios negociados”, haciendo hincapié en el papel de unas élites internacionalizadas en el marco de este consenso y en sus relaciones con el gobierno central. El concepto de “monarquía compuesta” también orienta el conjunto de las reflexiones aquí presentadas aunque tampoco se trata de ejemplificar las conexiones políticas entre el centro, en este caso la Corte, y las élites locales. Al rehusar una aproximación en términos de historia política, los coordinadores de la obra insisten en efecto en la reformulación del amplio espacio político y cultural por las élites, en la efectividad de los lazos trabados y de los conflictos protagonizados por las mismas dentro de una historia “trans-nacional” inspirada de estudios de casos en gran parte europeos: “Se trata de interesarse por las relaciones mutuas entre grupos sociales insertos en comunidades imaginadas diferentes”