Según Carlos Castaneda, La rueda del tiempo nació como un intento de sintetizar las líneas maestras de su aprendizaje con su guía y mentor don Juan Matus, un chamán indio yaqui de México. No obstante, tras examinar las citas de LA RUEDA DEL TIEMPO, Castaneda advirtió, con sorpresa, que el modo en que don Juan le había guiado no tenía nada de improvisado. A pesar de que en aquel entonces le había parecido que su instrucción tenía mucho de fortuita, lo cierto es que su formación se había ceñido completamente a un impulso encubierto y determinado por una tradición que había sido iniciada por los chamanes que vivieron en México en tiempos remotos. Don Juan Matus se esforzó por introducir a Carlos Castaneda al mundo de aquellos antiguos chamanes. Don Juan afirmaba que ese mundo se regía por un sistema cognitivo diferente de aquel que rige nuestro mundo cotidiano. A lo largo de su aprendizaje, Castaneda verificó por sí mismo, a pesar de sus resistencias, que el mundo de los chamanes del antiguo México se regía, en verdad, por un sistema cognitivo muy diferente al nuestro. De acuerdo con las premisas de ese sistema cognitivo, los chamanes dirían que lo que se evidencia en la disposición de este conjunto de citas es la rueda del tiempo, una construcción que no era ni especulativa ni teórica para aquellos hombres, sino tan pragmática como ellos mismos. Para aquellos chamanes el tiempo era, claramente, una disposición de la energía, un arreglo que el hombre podía tocar, mover y casi dirigir. Gracias a la inmensa concetración que desarrollaron a lo largo de sus vidas, aquellos chamanes fueron realmente capaces de tocar la rueda del tiempo y moverla a tal punto que el propósito de su movimiento, cualquiera que éste haya sido, puede sentirse en nuestros días. "El problema del hombre moderno es que intuye sus recursos ocultos, pero no se atreve a utilizarlos.