UNA GRATA SORPRESA Muy distinguidos lectores: Me dirijo a ustedes para proponerles que sometan a su consideración la prosa que conforma esta novela que hace poco resolví leer y analizar, por ser una reseña de uno de mis más gratos y queridos autores: José Vicente Pascual. Cuando actuaba sobre ella con dicha finalidad, tenía que elegir a veces entre apaciguar mi sensación de estar ante el más sabroso engaño jamás perpetrado –al menos en meses- y ese deseo de tener también una crítica mía que no desdijese mucho de la realizada por el ganador de premios tan prestigiosos como “Café Gijón” o “Azorín”. Como preámbulo he de decir que aun poseyendo la práctica y comprensión que requiere un acto literario, no se ve a primera vista lo malo que hay en ella, y eso dice mucho de un novel escritor. La Memoria de los Tiempos es una novela que entraría dentro de la línea narrativa de intrigas y misterios, basada en una historia, mito o leyenda de realidad cuestionable pero seductora, como El Código Da Vinci, Caballo de Troya y similares. Como en esta última, la principal controversia surge de la resuelta afirmación de que no se trata de una novela sino de hechos reales, formalidad que el autor se cuida de realizar con excelentes resultados, pues aun en los tiempos que corren, luego de su lectura y posterior comprobación vía google, tengo una duda más que razonable de lo narrado, lo cual me parece un acierto por parte del autor. Como aspectos formales de la lectura, he de reseñar que se trata de una obra de trasfondo denso y digresivo, que se detiene en los detalles y que analiza con profundidad los conflictos psicológicos del protagonista, pero que se ofrece muy liviana y comercial en las innumerables escenas de acción que posee. Es un proyecto ambicioso que propone sobrevolar la delgada línea entre lo clásico y lo comercial, sin que por ello adolezcan dejadez o exceso ninguna de las partes. Un intento por reunir en una misma lectura al lector medio con el culto e instruido. A pesar del carácter analítico de la novela, ésta incorpora calculados mecanismos de intriga, que se extienden durante todo el texto liberándola de su carga psicológica hasta alcanzar la amenidad. Dichos conflictos sustentan el relato y se resuelven de manera inesperada, pero lógica al contenido. A la importancia de la intriga narrativa hay que sumarle la ocasional y cómica espontaneidad de los personajes –liberando con ello de todo contagio al narrador-, que suavizan la narrativa hasta conseguir que los planos simbólico y filosófico se soporten, o incluso se hagan necesarios para eludir la tediosa monotonía que ofrece la uniformidad. Originalísima novela que incluye un doble índice, necesario para distinguir el manuscrito original de la resuelta solución de José Vicente Vaquero. En todo momento se sospechan desenlaces, se mendigan datos, pero solo la divina gratitud que ofrece su final, satisface como un todo: un ejercicio hitchconiano, en conjunto, de gran nivel. En mi humilde opinión: un loable, dignísimo y prometedor primer intento. Sumamente aconsejable.
hace 11 años