Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Jean Anouilh (1910-1986) se reveló como uno de los mayores representantes de la renovación teatral francesa. Con sólidas estructuras dramáticas y pleno dominio de la situación escénica, sus obras deslumbraron por su rica fantasía y su frescura. Antígona fue justamente la pieza que por aquellos años afirmó el nombre de Anouilh en el escenario. Inspirada en la tragedia homónima de Sófocles, desarrolla el tema clásico desde un punto de vista moderno, especialmente atento a los factores psicológicos, con una gran altura conceptual y belleza formal. Integra este volumen Jezabel, una de las famosas "piezas negras" del autor.