¿cuántas aventuras y desventuras, cuantos usos poco heterodoxos se le pueden dar a un condón? El autor da buena cuenta de ello y a medida que sigues leyendo empiezas a preocuparte por su salud mental y después de la tuya por el hecho de tener en la cara una sonrisa mientras disfrutas con la vida que el autor consigue insuflar de la manera más original posible y heavy a objetos inanimados a los que dota de alma. Eso por no hablar de los humanos que los utilizan a cual más oscuros, desvergonzados y/o siniestros y con los que el autor crítica mordazmente a la sociedad desde los más pequeños a los más viejos. Y el final es insuperable... no lo he podido disfrutar más y ya con los dibujos ya lo ves como si fuera una película, no apta para estómagos sensibles pero con la que te tronchas igualmente
hace 2 años