No se trata de una biografía; se han publicado muchas y muy buenas, excelentes algunas de ellas. Aquí se recogen episodios concretos de esa biografía, y también anécdotas. De la mayoría de las anécdotas ha sido testigo esta periodista, así como otros muchos colegas en las tareas informativas y sobre todo compañeros de v iajes. Porque ha sido en los viajes internacionales, en los que la cercanía con los reyes era habitual, sobre todo en los años primeros del reinado, donde se han producido situaciones que merecen ser contadas. Insólitas algunas, otras divertidas, a veces situaciones de riesgo. Sobre todo riesgo político, como por ejemplo cuando don Juan Carlos trataba de hacer algún mensaje especial de comprensión a personalidades de la oposición de países en los que estar en la oposición significaba que se podía acabar en prisión. A veces era el mal menor: mejor la cárcel que perder la vida. Se recogen también sucesos intrascendentes que sin embargo complementan la figura del rey Juan Carlos en su faceta menos institucional. Que la tiene, y es más desconocida a pesar de que resulta muy atractiva; porque cuando se han conocido tantos reyes, tantos presidentes y tantos jefes de gobierno de muy diferentes países y hemisferios, es cuando más se valora la naturalidad de un don Juan Carlos para el que nada fue fácil en la vida. Una naturalidad que no es habitual en los dignatarios internacionales, y que es una de las cualidades que más identifica al rey español.