Nadie conoce el mañana y, sin embargo, imaginar el futuro es una de las ocupaciones más asiduas del ser humano, pues no sólo le ha permitido comprender los fenómenos naturales para utilizarlos en su favor o anticipar algún peligro; también ha hecho posible la concepción de nuevos mundos que han quedado plasmados tanto en canciones y pinturas como en teorías científicas. Esta obra reúne una serie de ensayos que exploran las relaciones entre dos formas de conocer el mundo: la literatura y la ciencia. Escritores que hablan sobre ciencia, científicos que se expresan a través de la literatura, al final "todos están obligados a escribir".