Esta mujer, Elin, lo tiene todo, trabajo, marido, hijas ya independizadas, familia, dinero, vacaciones en el extranjero, relaciones sociales con matrimonios amigos. Pero le falta comprensión, amistad, amor, autoestima, valoración positiva, cariño, dedicación, delicadeza, reconocimiento, amabilidad… En definitiva, la escritora nos muestra que las sociedades nórdicas, que idealizamos tanto, no son tan envidiables, ni el ejemplo a imitar. En ninguna parte del mundo se vive sin problemas, no hay sociedad perfecta donde sus habitantes no se sientan desgraciados y con ganas de morirse, aunque vivan en la abundancia y con un Estado Paternal que les da y protege de todo. En un estado de bienestar, hay que crearse un malestar ficticio, porque sin problemas… eso, no es vida. Una novela muy curiosa y original de la que he disfrutado.
hace 3 meses
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