Te tengo miedo, Pequeño Hombrecito, un miedo mortal. Porque de ti depende el destino de la Humanidad. Te tengo miedo porque no hay nada de lo que huyas más que de ti mismo. Estás enfermo, ¡muy enfermo!, Pequeño Hombrecito. No es culpa tuya. Pero es tuya la responsabilidad de curarte. Desde hace tiempo te habrías liberado de tus opresores si no hubieras tolerado la opresión y no la hubieras apoyado tan activamente.