Un día de invierno, a las cinco de la tarde, Ricardo Gunn se encuentra en Piccadilly Circus. Tiene cuatro chelines en el bolsillo y un ejemplar del primer volumen del Quijote. No sabe si gastar sus últimas monedas en cortarse el pelo o en comer. Opta por lo primero y en la barbería entrevé al hombre que más detesta en el mundo. A través de las muchas aventuras que luego le suceden, lo acompaña el ejemplar del Quijote. En la plaza oscura narra la historia de una noche en la que parecen cifrarse todas las cosas que pueden ocurrirle a un hombre: la exaltación del amor, la devoción de la amistad, las fiestas y los terrores de la memoria, los caminos irreversibles del crimen. "Oye, Elena. Nunca he estado en buenos términos con esta vida. Nunca he visto las cosas correctamente. He estado, si quieres llamarlo así, un poco ebrio [...] Pero una cosa vi con claridad: que la vida es una lucha entre los que construyen y los que destruyen, los afirmantes y los negadores. No era sentimental con respecto a esto. Lo vi con una gravedad mortal."