EL ZARCO
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Resumen

La acción, que transcurre entre los años 1861 – 1862, se desarrolla en Yautepec, Morelos, donde se ubicaban las haciendas de Cocoyoc, Atlihuayán y San Carlos, todas ellas dedicadas al cultivo de la caña de azúcar. La población de la zona era asolada por las bandas de forajidos que habitaban la región. Manuela vive con su madre viuda y es cortejada por Nicolás, a quien desprecia por su aspecto indígena. Es amante del Zarco, comandante de un grupo de bandidos con el que finalmente huye. Cuando Manuela llega a vivir a Xochimancas, lugar donde se refugiaban los bandidos, se enfrenta al ambiente degradante que rodea a su amado y al mismo tiempo descubre otras facetas de él, por lo que se arrepiente de haber huido. Cuando el Zarco se entera de la situación y comprende que Manuela está interesada en Nicolás, la trata con rudeza y decide asesinar a Nicolás. Mientras tanto, doña Antonia, madre de Manuela y madrina de Pilar, acongojada por la fuga de su hija, enferma y muere. Antes de morir, doña Antonia pide ayuda a Nicolás y a las autoridades para rescatar a Manuela. En lugar de responder a la petición de auxilio, las autoridades apresan a Nicolás y es en la cárcel donde este se entera de los sentimientos de Pilar, que está dispuesta a ofrecer su vida a cambio de la de él. Una vez libre y después de sepultar a doña Antonia, Pilar y Nicolás se casan. El mismo día de la boda, el Zarco es capturado por Martín Sánchez Chagollán y sus hombres, quienes lo matan y luego lo cuelgan de un árbol. Manuela enloquece y muere al pie del árbol donde está colgado el Zarco.

1 Críticas de los lectores

Tener un libro entre las manos de Ediciones Cátedra es una maravilla. Es volver al pasado, es tener un mundo de información, tanta, que puede ser apabullante. Pero la he disfrutado porque “El Zarco” es muchas cosas.

Son dos amores. Uno desgraciado, tóxico, superficial y vanidoso entre la bella Manuela y el Zarco, un bandido plateado ávido de sangre, riquezas y venganzas. Otro, sincero y tierno, entre una joven huérfana, Pilar, y un herrero indio, trabajador y buena persona, Nicolás. Este empieza rondando a Manuela con el beneplácito de su madre que ve en el joven la oportunidad de escapar del pueblo en el que viven horrorizados ante los continuos asaltos de los bandidos en la zona caliente al sur del Estado de México rica en huertos y frutales. Triunfan los buenos y los malos acaban de la peor manera.

Es una novela ambientada en un momento muy concreto de la historia de México durante la Guerra de la Reforma en 1861. Desfilan ante el lector personajes históricos que Altamirano, liberal, no duda en poner en su sitio. Costumbrista y real, la novela se lee fácil y profundiza en los graves problemas de la época que hoy nos parecen totalmente vigentes salvando las distancias: la opresión y violencia que sufren los indígenas, las mujeres y los campesinos y no solo por los plateados (llamados así por la cantidad de plata que exhiben en sus vestimentas), sino también por las autoridades y por el Estado que nunca está porque hay problemas más acuciantes. El autor denuncia también los efectos nefastos de la guerra civil, una de tantas, que propició la proliferación de numerosos grupos de hombres que vivían del robo, saqueo, secuestro y asesinato. Y, en consecuencia, la aparición también de “vengadores” con la bendición del gobierno.

La novela es una crítica social y política muy cuerda. Y por lo que he leído, por el buen hacer de Cátedra, una obra fundacional de la literatura mexicana ya que el escritor buscaba crear una literatura nacional con un argumento propio basado en los problemas, costumbres e historia del país.

Ya he dicho que triunfan los buenos, pierden los malos. Un drama amoroso en todo su esplendor. Lo de la política, la justicia, la historia, no ha terminado aún. Y no solo en México.

Una buena lectura. (Aida Vert, 23 de octubre de 2023)

hace 1 año