Adentrarnos en el mundo de Sherlock Holmes es siempre una buena dosis de misterio e ingenio, en la que tener la oportunidad de impregnarnos de esa peculiar personalidad que caracteriza a nuestro protagonista. La novela está dividida en dos partes; “La tragedia de Birlstone” y “Los chirrioneros” muy bien relacionadas entre sí. Esta historia, nos recuerda a la majestuosa “Estudio en Escarlata” ópera prima en la que conocimos por primera vez al mejor detective de todos los tiempos del cual, beben muchas de las novelas de este género, actualmente.
Preparaos para visitar de nuevo el salón del número 221B de Baker Street cuya quietud y monotonía se verá interrumpida por un misterioso mensaje secreto cifrado, enviado por uno de los secuaces de la gran mente criminal; Moriarty. Dicho mensaje, advierte del peligro que corre cierto caballero, pero la muerte se hará presente, de manera anticipada, en una mansión aparentemente impenetrable y ¡cómo no! la larga sombra de James Moriarty cubrirá y complicará el caso. La relación de estas dos mentes tan avanzadas y capaces, superiores a las de todos los mortales, hará las delicias del lector en esas batallas intelectuales y sorpresas a las que nos tienen habituados y, es que, a pesar de su rivalidad, la admiración y la búsqueda de este reto intelectual que representa Moriarty, se deja ver en muchas ocasiones en nuestro Sherlock.
La narrativa de A. Conan Doyle es maravillosa. Consigue introducir de lleno al lector en el ambiente húmedo y más oscuro de la Inglaterra de finales del siglo XIX e inicios del XX. Sorprende la actualidad del estilo narrativo, pues “El valle del terror” o “El valle del miedo” vio la luz por primera vez en el Strand Magazine entre 1914 y 1915, pero bien podría ser una novela detectivesca de 2022. Personalmente, Doyle es uno de mis autores favoritos, esa facilidad de introducir al lector en el mundo que rodea a los personajes, en cada situación y salón y, sobre todo, ese manejo de las tramas, lo convierten en uno de mis predilectos y así ha sido igualmente valorado por lectores actuales y contemporáneos. Como muestra, me gustaría comentar un par de curiosidades. En la época en que el autor publicaba las cortas narraciones en el periódico, muchos fueron los londinenses que, creyendo que el personaje era real, enviaban cartas al 221B de Baker Street, dirección que por otro lado, era ficticia. Así mismo, tras la muerte de Sherlock Holmes a manos de Moriarty en Reichenbach Fall (Suiza), el autor se vio obligado a “resucitar” a su personaje tras la presión recibida por los lectores. Como muestra de esta fascinación por Holmes, en el pequeño pueblo alpino en el que se encuentra la cascada, es habitual ver unos pastelitos con la cara del famoso detective en los escaparates de bollerías y hornos (doy fe de ello).
En cuanto a la edición de esta editorial, está muy cuidada. La encuadernación es resistente y suave al tacto. Además tiene detalles encantadores como la tipografía de la portada, una cinta para usar como señalador y las maravillosas ilustraciones de época de las guardas, entre otros. Por último, las ilustraciones que corren a cargo de Fernando Vicente son una maravilla, ya que combinan el estilo más actual con el aire de época de las clásicas ilustraciones sherlocknianas que todos tenemos en mente.
En conclusión, recomiendo esta lectura tanto a cualquier lector que quiera adentrarse por primera vez en el mundo del famoso detective, como a sus fieles lectores habituales ya que es una obra muy completa en la que dejarse llevar y sorprender por el método deductivo de nuestro Sherlock. (Gloria Mª Martínez Tarazona, 9 de marzo de 2022)