Tras la grata sorpresa que me llevé al leer la primera novela del autor, El faro del silencio, corrí a la librería y me compré los tres siguientes. Craso error. Sus descripciones de paisajes son impresionantes, te transportan perfectamente hasta el lugar, pero la trama policíaca deja bastante que desear, con errores garrafales, como en el principio de esta novela. Y me explico, con conocimiento de causa porque conozco la ciudad de Bilbao: la protagonista (Leire Altuna, escritora) llega al escenario del crimen antes que la policía: participa en una competición en la ría de Bilbao, salta de la trainera, consigue llegar andando (mínimo 10 minutos a buen paso/corriendo) al lugar del crimen, sin tener en cuenta, que la zona debiera estar a tope de gente viendo el final de la regata. La Ertzantza o incluso la policía local puede llegar en coche desde muchos puntos de Bilbao (patrullas) en menos de cinco minutos, lo que es seguro es que mucho antes que alguien andando que tenga que atravesar el puente del ayuntamiento repleto de espectadores y subir una cuesta muy empinada y larga hasta la chimenea del parque Etxebarria. Que esto ocurra en las primeras páginas resta credibilidad al resto de la novela. Máxime si unas páginas después se le encarga a Ane Cestero, una ertzaina de Guipuzcoa la resolución de este caso porque ha resuelto los dos casos anteriores, junto con Leire Altuna y esta la "recomienda". ¿Por qué una escritora tiene peso en las decisiones de la Ertzantza? La parte histórica me ha encantado y creo que la novela hubiera funcionado mucho mejor si se hubiera limitado a "novelar" el proceso de Zugarramurdi, un episodio de nuestra historia que merece no ser olvidado. Me leeré "La jaula de sal" porque lo tengo comprado, pero ya sin demasiadas expectativas.
hace 3 años