Cuando usted abra este libro caerá en una trampa mortal. Una vez iniciada su lectura ya no podrá detenerse y volverá a leerlo y releerlo poseído por un delirio febril que le aislará totalmente del mundo y de sus obligaciones cotidianas. A partir del Allegro moderato no le interesarán sus hijos, ni su madre, ni la mujer o el marido, y luego del Vivace se abandonará al texto sin que para nada le importen el trabajo o los sagrados deberes de la cocina; entonces se sentirá como un compañero de aventuras del malvado protagonista, y deseará vivir como él rodeado de bombas y los peligros mortales que le acompañan.
Según expertos en la materia, y en particular el Dr. Franz Cachú, profesor de Angustia de la Universidad de California, el efecto sicodélico de esta novela sólo es comparable al de los alucinógenos "duros" o a las aberraciones que producen las sobredosis de cotufa mojada con alcanfor.
Al comprarlo usted habrá entrado en donde la realidad y la fantasía se entrelazan en una maraña impenetrable, imposible de despejar incluso por el mismo autor, quien para concluirla hubo de ser arrancado violentamente de la máquina dada la obsesión de seguir desarrollando la increíble trama que es el eje de esta obra, sin duda un elemento fundamental para comprender los vericuetos que conforman el fenómeno del terrorismo.