Había una vez un reino tan pobre que todos se fueron marchando. Solo se quedó el monarca: el rey Solito, claro. Pero estar solo es muy aburrido, y el solitario rey tuvo que recurrir a su potente imaginación. ¿Qué es lo que se puede hacer cuando eres el único habitante de un país? Un divertido cuento que muestra el valor de la comunicación y la necesidad de compartir.