Desde que empecé a leer El nombre del viento sentí que cada palabra de las más de 800 páginas del libro, fue escogida con pinza por el autor. Considerando que estoy valorando la edición en español, la traductora se merece un reconocimiento no menor. Es un libro muy hermoso, maravillosamente escrito; realmente es un placer leerlo. Pero se queda ahí…
No es que la historia sea mala, pero tampoco es especialmente buena y original, sino que toma elementos de un montón de clásicos, y los junta formando un nuevo relato que, en general, funciona. De hecho, sobre todo la primera mitad del libro me recordó mucho a algunos personajes de Noah Gordon (Rob J. Cole en particular), los que por cierto tienen un trasfondo histórico y no fantástico, pero esencialmente con experiencias de vida y motivaciones análogas.
En resumen, disfruté cada momento de su lectura, pero no hice mayores esfuerzos para buscar esos momentos.
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