Umberto Eco es sin duda un erudito, y "El nombre de la rosa" su demostración palmaria. En más de una ocasión me descubrí leyendo la novela, no cómo el que pueda leer un libro de crímenes y misterio, impresión que uno podría extraer de la película y que resulta equívoca en gran medida, sino como el que lee un fascinante tratado medieval. Porque Eco aprovecha el escenario de la Edad Media para instruirnos en las diversísimas y enfrentadas disputas teológicas que propiciaron un sin número de herejías dentro del cristianismo. Sorprende además lo cerca que estuvieron las bien conocidas órdenes monacales de la época de ser adscritas a la herejía, pues su amor a la pobreza y vida entregada, que a veces no era bien entendida por la Iglesia, en especial por la curia que vivía espléndidamente y veía en esos movimientos una denuncia callada a su vida pródiga. No tan conocidas como éstas órdenes (benedictinos, franciscanos, etc... ) surgieron multitud de movimientos ciertamente desencaminados que Umberto Eco describe perfectamente y que a mí me sorprendieron, por sus orígenes, su evolución, sus interpretaciones casi revolucionarias y comunistas...., más si cabe, que el ya conocido argumento de la película. De hecho, si la has visto, no te preocupes, el libro es muchísimo más... pero te gustará si eres un amante de la historia.
hace 8 años
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