Presintiendo ya cercano el final de su vida, el narrador, ingresado en una clínica de reposo, se ve obligado a hacer balance. Ante el convencimiento de que lo experimentado hasta entonces no ha valido gran cosa, decide elaborar una suerte de catálogo de vidas no vividas. Y entre estas vicisitudes y las de otros personajes —todos con su pasado a cuestas— que pueblan la clínica Dantas, va urdiendo una narración calidoscópica que le permite compensar carencias pretéritas.