Un libro muy muy breve, unas 120 páginas. No profundiza en ninguna idea. Muestra lo desastroso del sistema educativo español actual, creado por políticos ignorantes y supuestos especialistas. Muestra lo difícil que es ser profesor hoy en día. Manifiesta la importancia de la educación. Las respuestas equivocadas del alumnado en los exámenes que se recogen en el libro resultan cansinas y excesivas. Me solidarizo plenamente con el autor. Al menos en su instituto hablan en castellano. Dónde yo trabajo el castellano es una lengua proscrita.

Un libro que te hará transportarte a tu época en el instituto, en especial si has estudiado en la Comunidad de Madrid (no sé si en el resto será igual, pero seguramente) y que sacará toda la nostalgia que tengas de esa época. Una desternillante historia sobre un profesor que cuenta su experiencia desde el principio como profesor novato hasta el final de curso. Unos extractos de exámenes que son para enmarcar y que, de hecho, son lo mejor del libro.
Si tuviera que ponerle alguna pega, sería que es un libro muy corto. Que hay temas muy hormonales que no tratan (en especial en el viaje de fin curso) y que al ser solo el profesor de Historia y Filosofía me he quedado con ganas de conocer más anécdotas de respuestas de examen de otras asignaturas.