Una forma distinta, divertida e interesante de acercarse al mundo de los Evangelios y de la cárcel. En definitiva, un librito muy curioso.
hace 9 añosNo hubo más remedio, fue preciso cambiar de estrategia y ser la montaña que camina hacia Mahoma, aunque los reclusos de Carabanchel tuvieran más de ovejas descarriadas que de profetas. El burgalés Antonio Alonso Hinojal pasó más de dieciocho años con los jóvenes del centro penitenciario y decidió reescribir los Evangelios para acercar su mensaje a los internos "kíes" (los delincuentes contumaces, los chungos) y a los "primarios" (los nuevos, los más pardillos). EL CHUCHI, LOS COLEGAS Y LA BASCA es un pequeño libro escrito en cheli, jerga carcelaria que convierte a Jesús en el Chuchi, a los apóstoles en colegas y a los pecadores en basca. El religioso debió "tirarse el pingüi" más de una vez (caminar o dar un paseo) envuelto en sus tribulaciones católico-carcelarias hasta que, a mitad de los noventa, decidió dar el primer paso y comenzó su original trabajo. Acompañó la jerigonza del "estaribel" (la cárcel) con ilustraciones de Javier Gómez Rodríguez.
Una forma distinta, divertida e interesante de acercarse al mundo de los Evangelios y de la cárcel. En definitiva, un librito muy curioso.
hace 9 años