A finales de los años 80, y a raíz de la investigación que Paco Villar realizó para su libro Historia y Leyenda del Barrio Chino durante casi dos años en los archivos del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, pudo consultar numerosas causas criminales. Entre esta multitud de sumarios, fue seleccionando unos misteriosos casos sin resolver acaecidos durante el franquismo y que hoy recoge El asesino anda suelto; casos que muy difícilmente podrían haber salido a la luz de no haberse hecho una inmersión de este calibre, lo que confiere a este libro los epítetos de histórico y único.
El asesino anda suelto. Diez casos sin resolver (Barcelona, 1940-1958), «es parte de esa historia de Barcelona de la que nadie habla ni escribe, que permanece muchas veces oculta». Diez crónicas que nos acercan, escrupulosa y prolijamente, a la muerte violenta de personajes de tan distinta ralea como es la de Juan Pastallé, 45 años, jefe de Explotación de la Compañía de Riegos y Fuerzas del Ebro, hallado muerto en su vivienda de la calle Rosselló n.º 118 por disparos de arma de fuego; o José Calabuig Carbonell, conocido como Pepe La Valenciana, 37 años, «homosexual en una época en la que serlo se consideraba una enfermedad, además de una inmoralidad, una aberración y un vicio repugnante. Despectivamente, los llamaban «invertidos», para no usar palabras más vulgares e insultantes, pero esta calificación, por decirlo así, no era propia del franquismo, sino que venía de mucho antes». Trabajaba como cocinero en el Hotel Granvía y gozaba de la total confianza de sus jefes. Para sus ratos libres, compró un local, convertido en un picadero, en la calle Obradors en el barrio de Ciutat Vella, y fue asesinado a hachazos. A los investigados y procesados después de todas las pesquisas, no se les podía imputar más que un delito de escándalo público. Quedaron en libertad.