Ser médico y ejercer la medicina, como bien decía Maimónedes, es una ciencia y es un arte, pero ante todo, es un compromiso personal. Es por ello que saber hacer de médico exige unas destrezas personales y unas habilidades que deben aprenderse a lo largo de la vida profesional, pero ante todo y sobre todo, requiere unas actitudes vitales que marcan la diferencia entre el mero profesionalismo y el verdadero Médico, escrito con mayúsculas.
Este texto supone una visión diferente de cómo entender al hombre sano, al enfermo y de cómo ayudarle en la resolución de sus dolencias. Sin ser un libro técnico, es inevitable que se escapen algunos conceptos y perspectivas de análisis que para el lector atento pueden serle de utilidad. Para el resto de los lectores que no sean médicos, puede ser también útil contemplar la dimensión humana de un profesional que está a la cabecera de su enfermo. Solo a través del conocimiento se puede llegar a la comprensión.
«Se lee con gusto, se saborea, es difícil no acabarlo de un tirón, síntoma inequívoco de que estamos ante un excelente libro. Y si el estilo es el hombre, Julio Zarco ha quedado retratado aquí». Javier Sádaba