Aeriel había resuelto firmemente destruir al vampiro y liberar a las espectros: trece criaturas que un día fueron novias del vampiro, jóvenes y bonitas, y cuyas almas lleva cautivas en unos frasquitos de plomo colgados de una cadena al cuello. Pero ahora que la propia Aeriel es su prisionera, descubre que no puede hacer otra cosa que obedecerle. Para salvarse, y, en realidad, para salvar al mundo mismo, tiene que procurar matarle antes de que tome una decimocuarta y última esposa. Al consumarlo, el vampiro dominaría el mundo, destruyéndolo, y anulando con ello todo rastro de la promesa que Aeriel había creído percibir bajo su aparente maldad. Lectura recomendada a partir de 12 años.