Resumen

En esta obra autobiográfica, la autora da cuenta con inusual sinceridad de las pasiones que hicieron de su vida un escándalo continuado. Una vida siempre en el filo de la navaja: la ruleta, con sus alternativas de ruinas y enriquecimientos, las sobredosis, los problemas con la ley, la implicación en un caso de corrupción en tiempos de Mitterrand... La capacidad para la emoción y para el humor, siempre presentes en la buena literatura, se expresan en este texto con un estilo inconfundible, combinación de cinismo, sensualidad y aparente indiferencia. La autora, a diferencia de tantos escritores, expresa sin reservas su entusiasmo por los creadores que la superan en grandeza. Con tal espíritu nos lleva al encuentro de quienes la conmocionaron con su talento, su generosidad y en no pocas ocasiones su tragedia: Sartre, a quien dedica una carta extraordinaria, Billie Holiday, Orson Welles, Carson McCullers, Rudolf Nureyev, Tennessee Williams… Además de retratarse a sí misma, Françoise Sagan evoca algunos de sus temas favoritos: las lecturas que marcaron su vida, los coches rápidos, los casinos, el sol, el ocio, la buena compañía...

1 Críticas de los lectores

¿Por qué el francés resulta tan envarado cuando se traduce al castellano? Y a pesar de que muchas de las expresiones resultan adustas y pasadas de moda, no es difícil dejar de ver a una jovencita Françoise Sagan detrás en estos relatos biográficos de madurez. Quizás porque muchas de estas páginas retroceden a los años cincuenta, los más interesantes, los más vividos, los del éxito arrollador de "Buenos días tristeza". Sagan consigue permanecer joven y fresca a través de estas memorias selectivas por las que desfilan personajes de primera fila. Tennesee Williams, Billie Holiday y Jean-Paul Sartre, entre otros, son retratados desde la honestidad de quien los ha conocido en su apogeo, en su medio natural. Y de fondo, la fama, el dinero, los viajes y el amor por el juego como experiencia vital embriagadora.

hace 15 años