Todos podemos convertirnos en una de esas personas que han nacido con la suerte de cara. Está en nuestra mano transformar el «de mal en peor» en «de bien en mejor». Cada uno de nuestros pensamientos, cada uno de nuestros actos, están escribiendo nuestra propia vida; la historia que nos contamos actúa como un oráculo que define nuestro destino. Cuando este relato es negativo, nos estamos programando para el fracaso. Por esa misma razón, ser conscientes de ese guión y transformarlo en otro positivo nos garantiza un futuro de alegría y éxito.