Calderón además de representar la revisión del mito de Segismundo, supone una meditación entrañable sobre España, sobre su historia reciente, sobre la tragedia revolucionaria de nuestro país. Pocos autores han logrado redescubrir y reinventar sobre el escenario estos mitos clásicos, originarios de sociedades agrarias, casi feudales, que aún sobreviven en nuestro siglo.