ARTE DE INTRODUCIR es un alegato a favor de la práctica del texto oral y del estatuto ensayístico de la introducción, porque la presentación colma todos los requisitos que la RAE exige al ensayo: «Escrito en el cual un autor desarrolla sus ideas sin necesidad de mostrar el aparato erudito». No obstante, como algunos puristas no consienten la más mínima introducción ni siquiera como ensayo, Fernando Iwasaki se ha visto precisado a enseñarles el aparato, demostrando así que la presentación es el más galante de los géneros literarios, pues supone la pareja: uno que disfruta introduciendo y alguien que disfruta mientras lo introducen.