A la manera de una postal contemporánea, esta novela levanta en sí misma un inaudito universo verbal, una inyección de lucidez que asombra y agita la conciencia del lector y supone todo un descubrimiento literario. Su trama se construye a través de la desengañada confesión de un joven inteligente, culto y solitario que mira a su alrededor como lo haría un angel recién llegado a la vida y asustado de todo cuanto ocurre en La Tierra. Podría parecerlo, pero no es en absoluto una distopía, sino la síntesis implacable de lo que ya está aquí, de un mundo sin dioses y amenazado por el vacío. El libro adquiere también una marcada intención ucrónica porque desarrolla y enlaza sucesos reales, terribles y misteriosos, con materiales líricos, seres extraños y pasajes llenos de furia y ternura difíciles de concebir y de ubicar en una época concreta. En su desenvolvimiento hay cierto surrealismo, la historia de un desamor inconsolable y el descenso a antros y burdeles casi oníricos. Todo ello hace de esta obra galardonada con el XXXI Premio Torrente Ballester una pieza literaria arriesgada y potente en la que el autor mezcla con audacia expresiva, originalidad y talento, registros propios de la prosa poética, de la novela negra y del ensayo filosófico. Su lenguaje es magnífico y valiente. Y el final es rotundo, inesperado.