Cuando Jesús de Nazaret nos enseñó el Padrenuestro, nos enseñó también a huir de la profusión y abundancia de palabras. Durante la peregrinación que he realizado con mi mujer a Israel, he procurado recopilar en pocas palabras mis impresiones, con cierto afán por conservar el aura espontánea y genuina con que las iba experimentando. EL resultado son estos breves poemitas (llamados “haiku” en japonés) y la concisa prosa que los introduce y ambienta. Sugerir diciendo y decir sugiriendo ha sido mi constante cuidado mientras elaboraba estas páginas.