La imagen deformada de Eduardo Blázquez Vega comienza con un hombre detenido en un calabozo. No entiende por qué está allí ya que demostró poco antes que él no había agredido a su mujer. Pero ella ha vuelto a acusarle y él ha terminado encerrado. El juez ordena que el etenido se someta al test de Rorschach para discernir qué hay de verdad en las acusaciones y mientras explica al psicólogo qué ve en cada lámina, nos va contando su vida. Cuando nos miramos en un espejo, vemos una imagen. La misma que mostramos a los demás. ¿Es esa nuestra verdadera imagen? El autor nos demuestra qué no, que veces las lágrimas y las sonrisas ocultan monstruos. Y esa es la esencia de esta historia… No os puedo contar nada más porque es una caja de secretos que deberéis ir desmontando poco a poco para encontrar el porqué del título de la novela. Eduardo Blázquez se definió a sí mismo en la presentación de la novela como un poeta que había decidido embarcarse en la aventura de escribir novela. Y se nota esa sensibilidad tan característica de las rimas en las descripciones de los escenarios y los personajes y en la historia en sí. Su debut literario es impactante tanto en estilo como en argumento. Cuando terminéis el libro, entenderéis a qué me refiero. Toda historia tiene dos caras, la verdad sólo una.
hace 6 años