Es extraña esta sensación que te aporta la novela al ir desgranando poco a poco las palabras de la protagonista, su monólogo, te es imposible e incluso perturbador interrumpir esa gran cantidad de palabras y sentimientos que la provocan la vida, su familia y su soledad, y parece que si dejas el libro por un momento, un lapsus de tiempo para seguir con tu vida estás siendo maleducad@ por no seguir escuchando a esa mujer que parece que tú eres el recipiente de sus frustraciones, ese ser "al otro lado" que le escucha y empatiza, le comprende y es compasivo con sus angustias. Esa sensación está latente durante todo el libro, esa mujer habla contigo....tú, como lector, eres su paño de lágrimas y nunca había sentido eso con ninguna novela hasta la fecha. Tiene poder de convicción, tiene poder para agarrar tu razón y marcarte y sólo son preocupaciones....ese poder tiene esta historia que es como una pequeña conversación.
hace 3 años