Marta Aguilera es una mujer de éxito, periodista, joven, guapa, (“guapa por fuera pero podrida por dentro”) y sin ataduras familiares, a la que le diagnostican un cáncer terminal que hasta entonces no ha tenido síntomas, pero que le da como máximo dos meses de vida. Por su profesión tiene que trabajar en un caso que le revuelve las tripas y la conciencia, y toma la decisión que dará sentido a lo poco que le queda de vida. Decide vengar algunos actos horribles que se escapan de la justicia. Es decir, tomarse la justicia por su mano y, llevar al límite la ley del Talión, convirtiéndose en una asesina en serie de casos de tratas de blancas, pederastia, violencia de género, pandilleros, niños acosados, droga, etc. En la orilla opuesta, en la que defiende la justicia oficial, está la inspectora Daniela Gutiérrez, que le sigue los pasos y que hace peligrar sus objetivos. La novela engancha con una escritura ágil pero detallista, que agradará a los amantes del “noir” pero también al lector menos habituado; el ritmo y la trama dinámica nos hará leerla “de un tirón”. Algunos hechos forzados y rocambolescos o una descripción muy morbosa en los pasajes más cruentos pueden aparecer como elementos discutibles, pero atrayentes. Santiago Díaz nos lo pone fácil a la hora de empatizar con Marta, ya que da una vuelta de tuerca al final de cada caso, y consigue que el lector esté tentado de dar el visto bueno a las acciones de Marta. Estén o no a favor de que se tome “la justicia por su mano”, muchos lectores no desearán que la inspectora Daniela la encuentre, que le impida vengarse antes de cumplir su último objetivo. El autor plantea un gran dilema ético-social del que no se puede escapar. Aun si el lector está en contra de la pena de muerte, podrá estar tranquilo, porque solo es una novela, al descubrir tal vez sus propios deseos justicieros. Pero, ¿de dónde sale esa sed de venganza que nos invade? , ¿nos conocemos a nosotros mismos?, ¿si no tuviéramos presión social y fuéramos familia de los implicados, nos tomaríamos la justicia con nuestras manos?. La novela nos acerca a esa sensación frecuente ante ciertas noticias: “Si yo fuera el padre, la madre, o la víctima, “¡ese no salía con vida!”. "Matar engancha y nadie llora la muerte de un villano"; con esta frase la novela “Talión” nos deja un poso amargo en la conciencia, pero unas ganas enormes de continuar la lectura, y seguro que tras la primera frase no tendrá ganas de cerrar el libro hasta llegar a la última. (GFV, 2 de julio de 2018)
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