Esquilo (Eleusis ca. 525 a.C.-Gela [Sicilia] 456/455 a.C.) encabeza la tríada de grandes poetas trágicos, y a él se debe la configuración de la tragedia tal como ha llegado hasta nosotros. En su dimensión marcadamente teológica, Esquilo hace de la justicia divina el núcleo de su pensamiento y es ese carácter ético de las relaciones entre los seres humanos, o entre éstos y la divinidad, el que expone magistralmente en las tragedias recogidas en el presente volumen: Persas se estructura alrededor del castigo infligido por la divinidad a Jerjes, en Siete contra Tebas se dirime tanto el castigo divino como la culpa individual que causa la perdición de quien la comete, a través de la evitación de un incesto se desarrolla en Suplicantes el tema de la obediencia debida, finalmente, Prometeo encadenado nos habla de la rebelión contra un poder injusto y excesivamente severo, representado por Zeus.