El libro contiene tres relatos detectivescos protagonizados por el singular Auguste Dupin. En el primero de ellos, “Los asesinatos de la Rue Morgue”, el narrador de los tres casos describe brevemente cómo conoció a Auguste Dupin y algunas de las características del personaje. Luego relata los “extraordinarios asesinatos” de dos mujeres acaecidos en la Rue Morgue. La noticia viene detallada en un periódico como si de un informe policial se tratase. Lo sorprendente del caso es que puertas y ventanas de la casa donde se produce el crimen estaban cerradas desde dentro. Ya aquí entran en juego por primera vez las capacidades deductivas de Dupin, quien, con una simple visita y atenta observación del escenario del delito, y su aplastante lógica, infiere lo que ha sucedido. Porque esa es su táctica, siempre busca la simplicidad del enigma, mediante análisis y razonamiento, deducción tras deducción, llega a la única solución posible.
“El misterio de Marie Rogêt”, sin ser complicado, es algo más enrevesado. En esta ocasión el narrador hace una comparación con el caso real en el que se inspiró el autor para escribir el relato, el asesinato de una joven vendedora de cigarros en Nueva York. El caso ficticio, con mínimas diferencias, lo sitúa en París, donde Marie Rogêt sale de su casa un domingo para pasar el día en casa de una tía suya, pero no regresa, y su cuerpo aparece unos días después flotando en el Sena. El método de resolución es algo distinto y no deja de sorprender. Dado que ya ha pasado más de un mes desde el asesinato y Dupin no tiene acceso directo a las pruebas, recopila todas las noticias aparecidas en los periódicos, y a partir de ellas hace un análisis exhaustivo de cada circunstancia que rodea al asesinato y confirma o rechaza la hipótesis que expone cada diario. Esta parte es la que más me ha gustado, paso a paso, y con su habitual destreza analítica, Auguste Dupin deduce lo que ha sucedido. Lo que menos el desenlace, pues a pesar de que Poe escribe que se “obtuvo el resultado que deseaba”, o sea que se encontró al asesino, el final está indefinido y queda más como una sugerencia, pero no da nombres y detalles concretos.
“La carta robada” es el más corto de los cuentos, aunque no por ello menos interesante. El narrador, sin nombre, y Auguste Dupin reciben la visita del prefecto de la policía de París. Una carta de gran importancia ha sido robada. Conociendo la identidad del ladrón, se ha buscado con los métodos más exhaustivos de la policía durante semanas, sin ningún resultado. Una vez más Dupin da en el clavo a la primera.
Me encanta el personaje de Auguste Dupin y el dúo que forma con el narrador. Me gustan sus razonamientos, aunque a veces su genialidad deductiva, por un lado tan lógica, parece inverosímil. También me han parecido muy interesantes las reflexiones sobre temas diversos que incluyen los tres cuentos. "La carta robada” es, en mi opinión, el más redondo (también es el último que escribió), pero mi preferido es “Los asesinatos de la Rue Morgue”. Me gusta el estilo de escritura del libro, el trasfondo irónico que tiene (hay partes muy divertidas), y algunas frases solemnes muy buenas.
En el prólogo de mi edición, de José Luis Piquero, se indica que Edgar Allan Poe inventó, con el personaje de Auguste Dupin, la novela detectivesca. Casualmente, no hace mucho leí un relato no muy conocido, “El párroco de Vejlby”, del escritor danés Steen Steensen Blicher, en que se habla de él igualmente como el primer relato policíaco de la literatura universal, pues fue publicado en 1829, doce años antes que “Los crímenes de la Rue Morgue” (1841). Yo me quedo con la idea de que ambos escritores fueron precursores del género, y de todos modos las dos obras tienen poco que ver con el estilo de las novelas de intriga de hoy en día, por lo que son bastante interesantes.
Considero que, al leer el libro, hay que ser consciente de que fue escrito a mediados del siglo XIX, que los tres casos que contiene probablemente fueran un experimento para el mismo autor, y que nada tienen que ver con los relatos detectivescos actuales; pero en conjunto me parece una lectura muy amena y recomendable, que además te hace cavilar un poco. Personalmente hacía tiempo que no leía a Poe y ha sido un placer hacerlo, un interesante viaje al pasado.