No esperaba un libro tan mediocre de alguien que habla con tanta superioridad, aunque, rompiendo una lanza a su favor, puede que se trate de los inicios de Pérez-Reverte. Esperaba algo más que una historia tan forzada y que contiene tanto texto innecesario, que se pierde en las explicaciones y que parece querer demostrar un nivel alto cultural al meter con cuchara demasiados datos referentes al arte. Además, no creo que haya hilado fino al unir el cuadro con el crimen, no logro creerme esa relación. En consecuencia, me ha resultado aburrido. Por otro lado, me ha parecido una gran sobrada la idea de que las mujeres no sepan jugar bien al ajedrez, según se dice varias veces, no pudiendo ser una simple posibilidad u opinión, sino que se da como una verdad universal. A propósito de esto, y desde mi punto de vista, para entender la historia hay que saber jugar al ajedrez.
hace 1 año
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