Desde la revolución que provocó el autor sueco Stieg Larsson con el éxito de su saga Millenium, los ojos de los fanáticos de la novela negra voltearon hacia los países escandinavos. Y se descubrió un filón de autores y novelas que parece inacabable, como insaciable es el apetito de los entusiastas lectores de este género.
La lista de autores verdaderos best seller´s es enorme: El mismo Larsson, Henning Mankell, Jo Nesbø, Nkorin Fossum, Camila Låckberg, Anne Hoit, Arne Dahl, Max Sjöwall y Per Wahlöö son algunos y de ellos, y por lo que sé, vienen muchos más.
Obviamente la irrupción del noir escandinavo generó curiosidad, sobre todo porque muchos considerábamos que países como Suecia o Noruega, eran casi paraísos terrenales, pero resultó que no era así, y que esos países tiene las más altas tasas de delitos cuando los comparamos por número de habitantes. La novela negra les ofrece a sus autores la oportunidad de sacar de la oscuridad los aspectos más oscuros de su sociedad.
Yo soy gran fan de la novela negra, incluyendo la nórdica. He leído casi todo Mankell, todo Nesbø, las cuatro novelas de la serie Millenium de Larsson (me niego leer a su “sucesor”), algo de Camila Låckberg, y ahora, aprovechando el Retópada20 me acerqué a conocer a un autor islandés muy reconocido como autor del género negro: Arnaldur Indridason, el creador de la saga del inspector Erlendur Sveinsson, que protagoniza, cuando menos hasta el 2015, 13 novelas. “La voz”, es la primera que leo.
“La voz” se ubica en Reikiavik, capital de la isla de Islandia, un hermoso territorio de menos de 400 mil habitantes, famosa por sus Vikingos, sus glaciares y su selección de fútbol, que logró calificar para el mundial de Rusia 2018. En plena temporada navideña, aparece con los pantalones enredados en los tobillos, asesinado de una serie de cuchilladas, el portero de uno de los principales hoteles de la isla, amenazando con trastornar su operación justo cuando está atestado de turistas.
Entra en escena el Inspector Erlendur, típico investigador del noir: divorciado, solitario, sin respeto por las jerarquías, alejado de su familia, con un pasado doloroso que le impide relacionarse con el mundo; típico Mr. Scrooge y pariente cercano de Grinch, decide registrarse en el hotel para así dedicar toda su atención a la solución del homicidio, indiferente a las reacciones que esto provoca entre sus compañeros, clientes y los empleados del albergue.
La investigación fluye lenta para mi gusto. En “La voz” no te encuentras con persecuciones frenéticas, tecnología punta al servicio de la policía, sorpresivos descubrimientos forenses, grupos delincuenciales dificultando la investigación, presiones mediáticas o de cualquier tipo exigiendo resultados, corrupción política o policial.
Te tropiezas con una víctima solitaria de quién nadie parece saber nada, un asesinato sin un móvil claro, y te adentras junto con Erlendur y su equipo a la labor de preguntar por aquí y por allá, reuniendo, analizando, confrontado declaraciones y datos, hasta que llegas al final, cuando todo te parece tan claro, aunque sabes que no fue así.
“La voz” entretiene, pero cuando menos a mí, no me apasionó. A ratos me llamaba la atención la facilidad con que los supuestos sospechosos se enfrentaban a gritos con el equipo policial, negándose a colaborar, mintiéndoles descaradamente, sin importarles que con sus embustes, incrementaran las suspicacias sobre ellos. Como que mucho miedo o respeto no le tienen los islandeses a sus policías.
En fin, de vez en cuando te topas con un libro que no te estremece, no te conmociona, no te quita el aliento, no te incrementa el ritmo cardiaco, así que si no eres un seguidor de la saga del Inspector Erlendur, no te recomiendo la lectura de “La voz”. Yo tenía que cumplir con el reto de leer una novela ubicada en una isla con menos de un millón de habitantes, y aunque tenía otras opciones, como “Diez negritos” de Agatha Christy o “Islas Marías”, del mexicano Martin Luis Guzmán, me decidí por conocer un nuevo -para mi- autor del Noir Escandinavo, con regulares resultados.
hace 4 años
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